viernes, 2 de diciembre de 2011
No me pidas...
Que esta noche duerma temprano
o que venere tus antiguos pasos a mi lado
ya la espuma del mar de la vida
busca borrarlos con premura.
Pero, tus pasos caminaron mi alma
y vieron los abismos y las alturas de mi presencia
agreste y dulce, contraria y tonta,
presencia que ahora ignoras.
No me pidas mucho todavía,
porque todavía no ha bajado la marea
y la luna llena eleva mis heridas
proporcionales a tu ego.
La transparencia fue humo
y tus palabras son cuestionadas
en los miles de libros escritos
por tu actos y silencios
Y aquellos suspiros
son la punta de ese iceberg
que marcó la piel de mis sueños,
sueños donde tú vivías
aunque nunca lo hayas pedido.
No me pidas sonrisas,
ésas pidieron permiso
y no volverán hasta que tú
hagas inventario en tu alma
y entregues lo que fue mio.
Y...no me pidas que calle,
Yo no fui quien pido libertad de una cárcel imaginaria
No fui quien llevaba el peso de sus palabras
en sus fallas coronarias.
Tranquilo, en serio,
Fue la mejor decisión,
Era necesario que mi compañero de guerra
me diera esta sorpresa,
y poder seguir creciendo.
Y no te pediré nada,
mas que vivas tu sueño.
Etiquetas: Poesía
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