viernes, 10 de febrero de 2012

 

Dedos Líquidos

Para mi, el hecho que los seres humanos y todo nuestro mundo sea en gran parte de agua, no es suficiente; digamos que..., mi relación con el elemento es algo "peculiar".

En mi eterna búsqueda de la musa (que a veces me encuentra, y viene con todo sus peretos a quedarse cual nonna de vacaciones y yo la dejo esperando en el porche...), me he podido percatar que, para poder encontrar zonas de confort personal donde pueda distenderme y "fluir", debe existir un equilibrio del preciado elemento en cuestión, en mi microcosmos próximo.

Empiezo por el cuarto de baño: un oasis de ideas. No, no caeré en anécdotas escatológicas ni me referiré al "trono", esto va en un tono mas suave..., el simple hecho de lavarme la cara con la eterna agua helada de mi casa, afeitarme, ducharme, el simple hecho del contacto con ella es un ritual, un trance. Y apenas salgo del baño, 1, 2, 3..., dispersión al ataque. ¿Y si hago lavandería? (yo no tengo a mi madre de doméstica ni nadie que lo haga por mi), pues entre la lavadora y lo que toque a mano llega el trance también, aunque es mas interrumpido, el jabón quizás no ayude al contacto, ya verán porqué. También funciona al lavar el auto, regar las plantas, en fin, cualquier excusa que me haga tener contacto con ella funciona; llueven las ideas en mi cabeza, se entrelazan, descubren y hacen nuevos surcos, nutren terrenos de posibles inventos literarios, toda una fiesta.

Esto podría decirse, es mi relación con el agua en lo cotidiano, lo urbano. Ya cuando hablamos de turismo pues si, disfruto mucho ver y visitar ríos, lagos, y la playa por supuesto, aunque la verdad prefiero bañarme en agua salada, la "dulce" me da cierta idea disgusting, no sé porqué.

Ahora viene lo malo: en el caso de mi hogar y nuestro excelentísimo y modernísimo servicio de agua potable, gerenciado por el eminente gobierno socialista mesmo, con sus fabulosos y muy bien pensados trasvases del exceso de agua contaminada del Lago de Valencia a nuestra principal reserva de agua para consumo, el embalse Pao-Cachinche..., hubo un tiempo que yo le tenia literalmente grima a ducharme o tomarla, o nos mataba el cloro o alguna bacteria mutante. Aparte de eso, la zona donde vivo tiene una presión de agua buena, con pocos periodos de escasez (obviando la época de sequía de hace un par de años), e imagino que alguna extraña e inexplicable conjunción de los astros me jugó una mala pasada y en mi baño, específicamente en mi inodoro, SIEMPRE hay mas presión de lo normal, lo que hace que las llaves de paso se venzan rápido o el "sapito" siempre deje botar agua..., ODIO escuchar que un líquido se bote de manera constante, que sepa que se está desperdiciando (watch out, cachifas lava-aceras!... voy por ustedes!). El sonido me puede enervar de muy mala manera, Mun-Ra y yo.

La cuestión es que mi contacto con el preciado líquido es una especie de acertijo, que vengo intentando descubrir desde que tengo uso de razón; puede sedarme, reavivarme, despejarme, casi bendito, mas sin embargo hay muchas cosas que no puedo hacer mientras estoy en contacto con agua: no puedo escribir, por ejemplo. Intento si estar en contacto constante, pero no es igual.


Últimamente, como me ocurre cada cierto tiempo, mis manos padecen Hiperhidrosis. Siempre ha sido así, desde niño; se manifiesta cuando mi sistema nervioso es estimulado, tanto física como mentalmente, pero el muchacho me salió sensible pues!. Eso siempre ha sido un impedimento engorroso para mi cuando tengo ideas que deseo plasmar, el contacto con algunas superficies y texturas que, por roces, desatan algo que no controlo. Es irónico, mi cuerpo responde de forma distinta a como racionalizo mi sentidos táctiles o mis emociones, haciéndome quedar mal conmigo o con otras personas. "Es mi termostato interno, que esta dañado" digo, e intento ignorarlo. Comencé con terapias alternativas (digitopuntura, reflexología) hace poco, veamos que tal...


El contacto con el agua me calma el sudor de las manos, otra razón mas para amar el agua, pero es algo pasajero. Una de mis metas a corto plazo y buscarle equilibrio, sin caer en soluciones extremas (ej: simpatectomía o botox en las glándulas sudoríparas), tengo fe en que podré encontrar el punto óptimo probando terapias naturales.


Pues sí, en definitiva el agua tanto como por dentro como por fuera de mi es un elemento fundamental para mi proceso creativo, mas todavía no he descubierto el equilibrio que debe tener en mi. 


Seguiremos informando, ;-)

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