La Crónica Imprevista

la voz de la noche suena a ladridos lejanos, también se siente un poco el sopor recalentado de las viviendas que ha recibido tanto sol y lluvia de eterno verano. A veces esa voz también suena a música de mal gusto (no tan lejana como se quisiera), sin origen aparente a donde dirigir groserías para hacerlos callar. hace poco sonó como una gata en su primer celo, sin saber que hacer con ese furor uterino y loco, restregandose sobre cualquier superficie de manera errática.
También ha sonado a alarma contra robos pegada durante toda la noche, metiéndose en el sueño de turno y siendo banda sonora indeseable. Y paradojicamente, también sonó a peligro en días recientes, con cuatro o cinco indiscutibles disparos por una de las calles cercanas, a esas horas cuando ni el silencio suena. Me sacó cual coñazo en el dedo gordo de un sueño de esos fantásticos y locos, para luego entrar en otro temores incluidos.
Una de las cosas que se descubren al pasar del tiempo es que, existen mezclas de té maravillosas que realmente duermen y te seducen para desconectarse, acobijando el descanso. También se descubre que el sonido de un ventilador puede ser hipnotizante y sin él puede llegarse a sentir abstinencia ansiosa. También extraño los grillos de mi ciudad natal, que me indican que la noche es fresca y que mi cama lo estará igual, haciéndome acariciar las sabanas con mis pantorrillas de cuando en vez.
Antes de dormir, siempre busco una estrella, cuando las nubes me dejan, y trato de adivinar si será planeta o sol y que color hay en su destello; las noches siguientes la trato de ubicar nuevamente para que me sirva de faro y que mis fantasías no choquen con esta realidad.
Muy pocas veces la luz humana permite disfrutar eso, la llego a odiar, mas mi yo humano siente tanta fascinación por las constelaciones terrenales que hemos creado, que no dejan de ser preocupantes. Pareciera que deseamos ser mas brillantes que el propio universo cada vez. Menos mal que es simple ilusión, y no somos mas que polvo estelar restos de una explosión, y no tan grandes como quisiéramos ser.

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Se puede decir que llevo días, meses, años, recibiendo de manera esporádica una serie de señales a manera de insomnio, de palabras fugaces, de ideas abstractas, de inspiraciones... a las cuales esquivo inconscientemente como quien esquiva la mierda de perro en una acera de parque. Pero, a veces terminamos pisándola (y dicen los viejos dichos que eso es dinero por venir, jejeje).

Me presento, nuevamente: 30 años recién cumplidos de un microcosmos de células que decidieron formarme y hacerme lo que soy hoy en una, uno mas de los seis mil millones de otros microcosmos, iguales y distintos a su vez. Hace rato que mis dedos reclamaban el teclado, porque definitivamente que poseen mayor atracción hacia las letras que a los números.

Cada vez que escribo, marco un hito en mi espíritu, una especie de monolito sólo visible y sensible a mi. Esta vez en honor a treinta años, de los cuales han pasado con tropiezos, y sin embargo... con una esencia que me abruma por su carácter impoluto, sin mella, sin rasguño. Es una parte de mi que amo, y por honor a ello, debo darle de comer.

¿Cómo?, pues soltándola, atreviendome a destilar todas esas ideas que me brotan incesantemente y se me escurren de la voluntad a cada segundo. Yo solía dibujar cuando niño, era una de mis verdaderas pasiones, como lo fue la escritura y la lectura en mi adolescencia. Ahora de vez en cuando me voy por la fotografía, quien sabe que vendrá después. Pero, siempre han sido placeres individuales, muy pocas veces mostrados a la luz porque, ¿para que?.

La Disciplina siempre ha sido el mas grande temor de mi voluntad primitiva, nunca ha podido entregarse a esas fauces temiendo una cruel castración. Pero, si uno no hace dieta y ejercicio, pues engorda, se pone fofo, vienen los achaques y pues se nos va el tren de la manera mas absurda. No, en definitiva No, no deseo permitirlo.

Este espacio es inicialmente para ventilar mi bitácora diaria, mi perspectiva, mis pesares y toda la historia ajena que pueda entender.

Así de sencillo: espero que mis efectos sean las causas (o parte de las causas) del mundo en el que existo. Sean Bienvenidos a estos segundos oscuros antes de mi renacimiento...

Hasta mañana, ;-)

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